La gente se reúne en los viejos salones de té,
En los teatros y en los puentes levadizos,
Juntos forman tremendas explanadas dentro de salones
que son como gigantes conchas marinas.
Y el uno mismo es un secreto,
como una semilla de eucaliptos guardada en el bolsillo,
un secreto;
como volver a ser niño
y ver nuevamente el color de las piedras,
los días nublados y despejados,
la furia permanente del mar reventando en la orilla.
Multitudes de personas calladas
viviendo felices sin pensar en ello,
plenas sin saberlo
hermosas sin nunca verse en un espejo.