jueves, 31 de marzo de 2011



Este es el paraíso,
Miro tu muralla de adobe
Y el sol pegando con fuerza sobre el techo.

El dinero no es una preocupación,
El éxito no es una preocupación,
Solo ser felices
Es una preocupación.

Caballos miran al mar,
Camisas de lino,
Gente que camina por playas,
Al lado de rocas gigantescas,
Llevan flores en sus frentes
Y en sus manos.

Y el alma eterna viaja sobre la Antártida,
Sobre las ballenas y los grandes manatíes
De las aguas más calidas.

Este es el paraíso,
Interminables paisajes
Vistos desde aviones y ventanas.

El colorido cielo sobre el mar,
Un sol que se siente atraído por nosotros
Y nosotros por el.

No hay un destino individual,
Nos perdemos con los granos de arena, con piedras y trocos viejos,
Con la última gota del deshielo,
Con la gran roca que yace bajo el río,
Con la nube que viaja sobre las montañas
Las planicies y las carreteras,
Con las trenzas de la niñita latinoamericana
Brillando al son de la orquesta del mar
Y del agudo intenso de su brisa.

Y así, trabajamos, nos movemos,
Nos confundimos
Y volvemos a tener la razón
Cuando nos quedamos callados

jueves, 17 de marzo de 2011

Somos un tesoro,
En cada amanecer
Y en cada noche donde las estrellas, secretamente,
Iluminan nuestras almas felices.

Desnudos frente a la vida
Y sin miedos de andar, nadar o volar.

Es solo la belleza lo que nos rodea,
Solo el cielo
Y la inmensa amorosa tierra
Girando tiernamente en el espacio.

Somos la fortuna, el más preciado secreto.

Somos la felicidad.
Ni la nieve ni los rusos lograron matarla;
Flor ultravioleta de un celestre translucido
Y un naranjo como las piedras de la más hermosa montaña.

De raíces fuertes y grandes,
No hay tormenta que logre asustarla en lo mas mínimo.

Y se mueve por el mundo
Como dentro de un cuadro renacentista,
Viviendo en ciudades puntiagudas
De los distintos hemisferios.

Flor celeste coronada en naranjo,
Dichosos los ojos que te miran,
Dichosos los brazos que te contienen,
Dichosa esta tierra que te sujeta con fuerza.
Soy un hombre vivo,
De melena despeinada y huesuda contextura,
Tremendamente fuerte
y tremendamente calmo.

Por mi pasan mañanas y atardeceres,
Congregaciones de estrellas
Y gigantes y amorosas cadenas montañosas.

Por mi interior fluyen ríos de sangre y de vida
Que a veces se desbordan sin maldad ni abuso.

Soy un hombre vivo y feliz,
Habitante de esta tierra,
Uno que quiere amar, compartir y gozar
Del inmenso milagro de la vida misma.

En la mañana mi perro me saluda
Con su lengua húmeda de amor,
El mismo amor del sol, la montaña
Y de la vida en movimiento.
Cerca del polo sur
Vemos el aura boreal con quienes mas quiero.

Y, como barco que llega a puerto
Y una mente se convierte
En un río y lago blanco,
Damos gracias por estar vivos,
Por haber llegado, por nunca irnos.

Desde todas las naciones y en todos los idiomas,
Este silencio es nuestro idioma universal.